Empleadas domésticas: la sombra de la violencia
Hok Pov acababa de perder su trabajo en la fábrica textil en la que había estado cinco años cuando recibió una oferta para irse a Malasia como empleada doméstica. Quería seguir en Camboya, pero estaba harta de ganar apenas 80 dólares mensuales y Malasia era una buena oportunidad para poder ahorrar. Una agencia le había prometido un puesto como …