Residuos textiles: una ley que no se cumple

Desde 2025, los municipios tienen que asegurar la gestión separada de la fracción textil. Analizamos cómo se están adaptando los ayuntamientos a la nueva legislación y sus principales incumplimientos

Texto e imágenes: Laura Villadiego

Quizá hayan aparecido recientemente en tu localidad unos nuevos contenedores que ahora acompañan a los tradicionales de papel, plásticos, y vidrio, pero que están destinados a un residuo mucho más olvidado: el textil y el calzado. No están ahí porque tu ayuntamiento de repente se haya dado cuenta de la importancia de gestionar este residuo, sino porque una nueva ley obliga desde 2025 a las entidades locales a implementar la gestión selectiva del textil. 

Los residuos textiles son un problema creciente en Europa. Según datos de la Agencia Europea del Medio Ambiente, la basura textil gestionada en Europa se ha ido incrementando a medida que ha aumentado el consumo de prenda y del millón de toneladas que se recogieron en 2010 se pasó a casi 1,6 millones de toneladas en 2018. Un incremento de cerca del 60% en tan sólo 8 años. Y la mayor parte de estos residuos, un 82% en Europa, son textiles post-consumo, es decir, aquellos que las personas consumidoras desechan tras su uso. Un uso cada vez más efímero y que ahora se calcula en una media de 7 a 10 puestas por prenda. El resto son residuos generados en el proceso de producción de prendas o por ropa no vendida. 

Por ello, la Unión Europea incluyó la gestión selectiva de este tipo de residuo en la Directiva Marco de Residuos aprobada en 2018, una legislación que en España se traspuso en la Ley 7/2022 de residuos y suelos contaminados para una economía circular. Según esta ley, a finales de 2024 todos los municipios tendrían que haber asegurado la gestión separada del textil, así como del aceite de cocina usado, de los residuos domésticos peligrosos y de los residuos voluminosos. 

Pero, al menos en lo que se refiere al textil, la implementación de la ley está siendo deficiente, asegura Alberto Egido, responsable de Sostenibilidad de Moda re-, una entidad vinculada a Cáritas, líder en la recogida textil en España. Así, según los datos recogidos por la organización, sólo 121 municipios de los 8.132 que hay en España han resuelto licitaciones desde la aprobación de la ley. “En lo que se refiere al residuo textil, no se está cumpliendo de forma adecuada la ley”, explica Egido. 

La transparencia es de momento mínima. Para este reportaje hemos consultado en varias ocasiones a todos los ayuntamientos de capital de provincia sobre sus planes de adaptación y sólo hemos recibido respuesta de 16 de los 52 consultados (ver tabla). De ellos, sólo 12 nos han dado datos concretos y en otros cuatro casos, Pontevedra, Huesca, Teruel y Cáceres, nos remiten a las empresas de gestión y nos aseguran que ellos no tienen datos. 

Pero además la mayoría de las licitaciones que se han hecho públicas incumple aspectos concretos en la ley, explica Egido. Especialmente en lo que se refiere a la obligación de reservar “al menos el 50% del importe de adjudicación” a Empresas de Inserción y Centros Especiales de Empleo (CEEIS) de iniciativa social autorizados para el tratamiento de residuos. “De esas licitaciones, sólo 51 han salido con algún lote reservado para Empresas de Inserción y CEEIS y de ellas, sólo 7 han pagado a la Empresa de Inserción o CEEIS por realizar la recogida, el transporte y el tratamiento del residuo textil”, explica Egido. No obstante, las empresas de inserción y CEEIS ya gestionan la mayoría del textil recogido en España, con un 64% en 2021. 

Además hay un segundo incumplimiento frecuente: muchos de los ayuntamientos siguen gestionando el residuo textil con convenios o con contratos patrimoniales y no con contratos administrativos. “Como la ley obliga a la recogida selectiva obligatoria para todos los entes locales, ahora en las licitaciones ya no puede haber un contrato patrimonial”, explica Egido. Los contratos patrimoniales son aquellos por los que el ayuntamiento cede la ocupación del espacio público y la empresa paga un canon por la superficie que ocupa cada contenedor. “¿Qué pasa con los contratos administrativos? Pues que tienen el concepto de onerosidad, es decir, que te tienen que pagar por desarrollarlo”, continúa Egido, quien aclara además que la contraprestación económica no puede ser a pérdidas. “Te tienen que pagar lo que cuesta”, insiste. Sin embargo, varios de los ayuntamientos consultados seguían gestionando el servicio a través de convenios, aunque la mayoría era con empresas de inserción social. 

Por otra parte, la mayor parte de ayuntamientos consultados no contemplaba un aumento del número de contenedores en los próximos meses. Dentro de las excepciones está Madrid, que tiene previsto aumentar hasta los 1.600 contenedores, de los 1338 que tenía desplegados, y Bilbao, que pasará de 127 a 132. Valladolid, que no tenía ningún contenedor desplegado, estaba pendiente de resolver la licitación que instalaría 81 contenedores. Sin embargo, la mayor parte de los ayuntamientos, incluidos los que van a aumentar el número de contenedores, están por encima de la recomendación de Moda re- de que haya uno por cada 1.500 habitantes. De los ayuntamientos que han respondido a nuestra solicitud, sólo uno estaba por debajo de ese ratio de 1500, el de Santa Cruz de Tenerife. Ávila estaba cerca, con uno por cada 1578 habitantes, y Valladolid tendrá una ratio cercana cuando instale los contenedores previstos. La media en España, según Moda re-, es de un contenedor por cada 2.302 habitantes. 

Segun Gemma Morell, ingeniera en diseño industrial especializada en sostenibilidad, este es uno de los principales impedimentos para que se pueda recoger un mayor volumen de ropa. “Hay un problema con la accesibilidad a estos espacios o contenedores. Un contenedor de cartón lo encuentras en casi cada esquina y uno de ropa, no”, asegura. Por ello, mientras que en España se recogió un 11,6% del residuo textil en 2021, en Francia, donde hay un contenedor por cada 1.444 habitantes, la recogida aumentó al 39%. Aunque no todos los ayuntamientos optan por los contenedores como sistema principal. Así, Barcelona tiene una de las ratios más bajas de contenedores pero, sin embargo, tiene un servicio de recogida a domicilio que hace que sea la ciudad que más toneladas recogió en España en 2023 de las que nos han facilitado datos.  

Otro impedimento para incrementar la tasa de recogida textil es que la ciudadanía no relaciona los contenedores con residuos, sino con donaciones. “Como ciudadanía no sabemos cómo tenemos que gestionar el residuo textil porque es algo histórico y cultural que sólo se dona y además no nos han dicho dónde lo tenemos que tirar correctamente”, Por ello las campañas de comunicación serán fundamentales, algo que pocos de los ayuntamientos consultados se planteaban. 

Sin embargo, incrementar la recogida de textil va a suponer una tensión en los sistemas de reciclaje textil en España, debido a que se encuentran muy poco desarrollados y a que hay poca demanda de la segunda mano, asegura Morell. “Ahora, en Cataluña, estamos gestionando entre el 12% ó 13% de recogida selectiva [del residuo textil], y ya estamos exportando muchísimo de este textil una vez clasificado. Lo estamos exportando a otros países porque no hay suficiente demanda de ropa de segunda mano o textil para reciclar en nuestro territorio. Entonces, si del 12% ya estamos exportando muchísimo, ¿qué pasaría si este 12% aumenta a un 20%, a un 50%?”, se cuestiona Morell.

Las otras obligaciones de la moda

Otra de las novedades de la ley es la obligación de desarrollar Sistemas [Colectivos] de Responsabilidad Ampliada del Productor, más conocidos como SCRAP, antes de abril de 2025. “Si bien no puede afirmarse que esta regulación se introduzca ex novo, pues ya apuntaba a ello la Ley 10/1998 y las normas derivadas, sí cabe destacar que se establece por primera vez un marco legal sistematizado y coherente, en virtud del cual los productores de productos que con su uso se convierten en residuos y en aplicación del principio de “quien contamina paga”, quedan involucrados en la prevención y en la organización de la gestión de los mismos”, asegura el Ministerio para la Transición Ecológico y Reto Demográfico en su explicación sobre estos sistemas. 

En el caso del textil, esto implicará el pago de una tasa para contribuir a financiar los costes de la recogida y el tratamiento de residuos textiles, explica la Comisión Europea, quien aconseja tasas más altas para las empresas consideradas de moda rápida. Según la ley española, esta tasa deberá cubrir al menos el 80% de los costes necesarios de la gestión del residuo cuando se traten de objetivos establecidos en la directiva marco de residuos europea. 

Este no será el primer sistema responsabilidad ampliada en España, donde ya se han implementado en varios sectores. Los más conocidos son el de Ecoembes, que gestiona los envases domésticos que no son de vidrio y que ha sido muy polémico, y el de Ecovidrio, que gestiona el vidrio. Pero hay otros para productos agrarios, para los medicamentos, para pilas e incluso para neumáticos. El primer SCRAP de textil se formó en enero de 2023 de la mano de Decathlon, H&M, IKEA, Inditex, Kiabi, Mango y Tendam, bajo el nombre de Asociación para la Gestión del Residuo Textil. En octubre de 2024 cambiaría el nombre a Re-Viste y ahora incluye a otras marcas como El Corte Inglés, Primark o Sprinter, entre otras.  

La ley prohibe además la destrucción o eliminación en vertederos de los excedentes de producción no vendidos y la obligación de destinarlos “en primer lugar a canales de reutilización, incluyendo su donación, y cuando esto no sea posible, a la preparación para la reutilización o a las siguientes opciones de la jerarquía de residuos” (reciclaje y valorización). Según Egido, algunas marcas se han adelantado a esta obligación y marcas como Inditex y Mango ya les están donando sus excedentes. 

Pero incrementar la recogida selectiva no es suficiente porque el problema está en el origen y la industria textil pronto tendrán que adaptarse a nuevas normas que se están debatiendo en Europa. “Ahora mismo estamos en un sprint total porque hay 16 legislaciones que se están cocinando en Europa, que afectan de una forma u otra al textil”, asegura Egido. La mayoría están incluidas en la Estrategia de la UE sobre los Productos Textiles Sostenibles y Circulares que la Comisión presentó en marzo de 2022. Esta estrategia incluye nuevos requisitos de diseño más sostenible para los productos textiles, un pasaporte digital para las prendas que permita seguir su trazabilidad, o medidas para abordar la liberación no intencionada de microplásticos de los productos textiles, entre otros. Estrategias que, para Gemma Morell, son incluso más importantes que la reutilización a la hora de reducir de forma significativa la huella de la industria de la moda. “Para mí lo más importante es la prevención. ¿Cómo podemos hacer para que no tengamos que llevar esa camiseta al contenedor de la ropa?”, se pregunta. “Y eso pasa por reducir la producción, reducir el consumo y también hacer durar más la ropa”. 

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