Agronegocio vs. Naturaleza: Cómo la agricultura ha puesto en peligro ecosistemas protegidos en Europa

Desde 1992, la Red Natura 2000 ha sido la principal pieza de la política de conservación medioambiental en Europa. Con más de 27.000 áreas protegidas reconocidas, la Red cubre más de 767,000 kilómetros cuadrados sobre tierra y 450,000 en zonas marítimas.

Sin embargo, la Red Natura ha estado en constante conflicto con otros usos del suelo, especialmente con la agricultura. Así, casi una cuarta parte de la superficie terrestre protegida por la Red Natura está hoy dedicada a usos agrícolas. Algunos de esos usos agrícolas son compatibles con la conservación de especies vulnerables y protegidas. Pero en muchas otras ocasiones, la agricultura pone en riesgo la supervivencia de especies debido a la pérdida y fragmentación de hábitats y al uso de pesticidas, herbicidas y otros insumos sintéticos que son tóxicos para la fauna y flora autóctona.

“Tenemos miles de ejemplos donde la agricultura ha afectado de forma negativa a los valores por los que se identificaron los espacios de la Red Natura 2000″, explica Octavio Infante, responsable del Programa de Conservación de Espacios de SEO/BirdLife. “Por ejemplo se han invadido determinados humedales o también tenemos mucho conflicto con los cambios de uso del suelo y con el incremento del regadío”, continúa. Hoy, en el Día Mundial del Hábitat analizamos el impacto de la agricultura sobre la Red Natura 2000.

El papel de la agricultura en Europa

La agricultura es el uso del suelo más extendido en Europa y cerca del 40 por ciento de la superficie terrestre de la Unión Europea está dedicada a producir alimentos y otras materias primas agrícolas. 

Por su extensión, la agricultura es también una de las principales amenazas para los ecosistemas en Europa. Así, según el informe Estado de la Naturaleza en la UE, recién publicado por la Agencia Europea del Medio Ambiente, más del 80% de los hábitats protegidos se encuentran en mal estado y entre el 60% y el 70% de los suelos están degradados. «La biodiversidad está disminuyendo en todos los ecosistemas terrestres, marinos y de agua dulce de Europa debido a las persistentes presiones derivadas de unos modelos de producción y consumo insostenibles, que se manifiestan sobre todo en el sistema alimentario», asegura el informe.

El informe anterior, publicado en 2020, aseguraba que, de las presiones que estos ecosistemas sufren, la agricultura es la principal causa, con un 21% del total. “La riqueza y abundancia de la biodiversidad asociada a los hábitats agrícolas está fuertemente correlacionada con el grado de modificación (p. ej., drenaje, arado) y la intensificación de la gestión (p. ej., uso de fertilizantes, riego y pesticidas). La gestión agrícola extensiva crea y mantiene hábitats seminaturales con una fauna y flora diversas. Sin embargo, desde la década de 1950, la intensificación y especialización del sector agrícola ha contribuido cada vez más a la continua pérdida de biodiversidad”, asegura el informe. Además, el 50% de los problemas relacionados con contaminación de aguas son consecuencia de la contaminación derivada de la agricultura. 

Además, los habitats relacionados a prácticas agrícolas suelen tener peores estados de conservación que otros tipos de hábitats. Así, el 67 % de los hábitats que dependen totalmente de la gestión agrícola y el 37 % de los que dependen parcialmente se encuentran en un mal estado de conservación, según el informe de la UE. 

Agricultura y Red Natura 2000
Los espacios protegidos de la Red Natura 2000, creada para conservar 233 habitats y miles especies de animales salvajes, no están a salvo de estas presiones. Así, cerca de 185.000 kilómetros cuadrados de la Red Natura 2000 tienen usos agrícolas, lo que supone un 24% del total de área protegida, según los datos obtenidos por Carro de Combate combinando la información cartográfica sobre espacios protegidos y usos del suelo en Europa.

La agricultura se rige en Europa por las reglas de la Política Agrícola Común, que tienen una importante influencia en qué se cultiva, cómo y dónde, debido a las ayudas selectivas a la producción. “La Política Agraria Común (PAC), concebida para aumentar la producción, implica intensificación, y este proceso no tiene restricciones en el seno de los lugares incluidos en la Red Natura 2000”, asegura Carlos Palacín, científico del Museo Nacional de Ciencias Naturales del CSIC. “Como resultado, la comunidad de aves de los campos de cultivo se extingue en lugares amparados por la normativa ambiental. Existe, por tanto, un grave conflicto entre los objetivos de la legislación sobre conservación de la biodiversidad y la política agraria”, continúa Palacín.

Países con mayor porcentaje de la Red Natura 2000 con usos agrícolas (Choropleth map)

La relación no siempre es negativa. De hecho, algunos de esos espacios han sido incluidos dentro de la red precisamente porque los paisajes agrícolas han creado hábitats perfectos para la subsistencia de ciertas especies, “Muchos de los hábitats y las especies que están protegidos bajo las directivas de Hábitats y Aves dependen o están asociados con prácticas agrícolas”, asegura el informe Agricultura para Natura 2000, encargado por la Unión Europea. 

Es lo que ocurre en el parque natural Loire-Anjou-Touraine, en el centro de Francia, con el aguilucho cenizo, un ave originariamente costera que ha encontrado en los campos de cereal de las planicies francesas un lugar idóneo para anidar. Sin embargo, el lugar también una trampa para estas aves: las cosechadoras recogen el grano antes de que termine la anidación y a menudo arrollan a las crías que aún no son capaces de volar. Para asegurar su supervivencia, la Liga por la Protección de Pájaros se ha asociado a los agricultores “Los agricultores son necesariamente importantes [en la protección de los pájaros] porque son los propietarios de la tierra, y trabajan con la naturaleza, por lo que no podemos prescindir de ellos”, explica Clément Delaleu, técnico del proyecto. 

¿Dónde hay más tierras agrícolas en espacios protegidos?
El análisis realizado muestra que la situación varía según los diferentes países europeos. En este sentido, mientras que en algunos países los usos agrícolas llegan al 40% de la superficie protegida, en otros, la agricultura apenas está presente en la Red Natura 2000. 

España es así el país de Europa con un mayor número de hectáreas con usos agrícolas dentro de la Red Natura 2000, pero también es el país con más superficie terrestre protegida del continente. Algo similar ocurre con Francia, el segundo país con más superficie protegida y con más cultivos dentro de la Red Natura 2000. 

Sin embargo, si se analiza el porcentaje del espacio protegido que es usado con fines agrícolas, Luxemburgo se sitúa en cabeza, con un 41,3% del área de la Red Natura 2000 – aunque tanto el área total del país como su espacio protegido es poco significativo en comparación al total europeo. En segundo lugar estaría Portugal, con un 40,6% de los espacios protegidos dedicados a usos agrícolas, y en tercer lugar, Alemania, con un 38%. Por encima de la media europea – un 24% del total de la superficie protegida, como ya hemos indicado – se encuentran también Dinamarca, Hungría, Polonia, Francia, Malta, Bélgica, Bulgaria y Rumania. La República Eslovaca, la República Checa y Croacia se sitúan ligeramente por encima de la media, mientras que España está justo en el 24%. El resto de países se sitúan por debajo. Finlandia y Suecia son los países donde hay menos usos agrícolas dentro de la Red Natura 2000, con el 0,4% y el 1,3% respectivamente. 

¿Qué tipos de cultivos hay dentro de la Red Natura 2000?

Dentro de la Red Natura 2000 se encuentran una variedad de cultivos, pero dos tipos destacan principalmente, las tierras de secano y los prados y praderas no naturales. Así, las tierras de secano suponen el 40% del total de la superficie destinada a usos agrícolas dentro de la Red Natura 2000, mientras que los prados y las praderas suponen un 27,3%.

En tercer lugar se sitúan, los terrenos principalmente agrícolas pero con espacios de vegetación natural y seminatural, que suponen casi un 13% de estas superficies. Por su parte, los mosaicos de cultivos son más de un 7% y los sistemas agroforestales, un 4,7%

Los impactos de la agricultura cercana

Los impactos de la agricultura sobre las zonas protegidas no se deben únicamente a aquellas explotaciones que se encuentran dentro de los espacios delimitados, sino también a plantaciones cercanas que también tienen un efecto sobre el funcionamiento normal de los ecosistemas. 

Un ejemplo claro, explica el biólogo Miguel de Felipe, es el de Doñana, un mosaico de ecosistemas que alberga una de las zonas con mayor biodiversidad de Europa. Y aunque dentro del área protegida apenas hay suelo dedicado a la agricultura, la extracción de agua para los invernaderos de frutos rojos y otros cultivos intensivos cercanos ha afectado al acuífero del que depende Doñana y las lagunas y marismas se están secando, afectando a la supervivencia de las especies del parque natural. 

“Cuando extraes agua del acuífero, por un lado baja el nivel general del acuífero y por tanto el nivel general de las lagunas o la inundación de las lagunas baja, pero también alrededor de todos los puntos de extracción de agua se genera un cono de succión en el que el nivel freático está muy deprimido en esa zona y todo lo que queda a menos de ciertos kilómetros de ese punto de extracción se seca por completo”, explica el científico de la Estación Biológica de Doñana. 

Así, un estudio publicado en 2023 y liderado por Miguel de Felipe encontró que el 59% de las lagunas de Doñana no se habían llenado desde al menos 2013, y que el 83% acumulan menos agua y durante menos tiempo de lo que sería esperable por los efectos sólo del clima. Y que uno de los principales causantes es la reciente expansión de la agricultura en la zona. “Antes había una agricultura más extensiva que no era tan dañina. Y, además, al ser en secano no dependía del agua del subsuelo. Pero en las últimas décadas todo ha tirado hacia el regadío”, explica De Felipe.

La contaminación difusa
La agricultura no solo afecta a las zonas cercanas. La contaminación, especialmente a través de los cursos de agua, puede viajar cientos de kilómetros e impactar sobre áreas protegidas que no están en contacto directo con la agricultura. Es la llamada contaminación difusa, aquella donde el foco no tiene un punto de origen determinado o donde la superficie de origen es tan amplia que el control se vuelve muy complicado. 

Es lo que ocurre en el Parque Nacional del Mar de Wadden, en Alemania, protegido por la red Natura 2000 y también Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. La zona es un humedal costero que desempeña un papel importante en la regulación de inundaciones, la estabilización de la costa y la captura de sedimentos. Las praderas marinas, que tradicionalmente crecían en la zona, son clave para la supervivencia de muchas especies, pero la sobrefertilización relacionada con las granjas de cerdos cercanas han provocado su desaparición progresiva desde hace décadas.

“El problema de la fertilización en el mar es que cuando tenemos muchos nutrientes, las pequeñas algas que hay en el agua crecen muy bien y estas algas luego impiden que la luz llegue al suelo. Y, como resultado, el agua se vuelve mucho más turbia y hay mucha menos luz para las praderas. Esto significa que no puede crecer tan bien”, explica el Dr. Gregor Scheiffarth, biólogo del Parque Nacional del Mar de Wadden.

 Los ecosistemas europeos están ahora en un punto crítico. La Ley europea de Restauración de la Naturaleza, que entró en vigor en agosto de 2024, busca recuperar al menos un 20% de los hábitats degradados antes de 2030, centrándose en un primer momento en los espacios protegidos por la Red Natura. Sin embargo, la fuerte oposición en Europa a esta ley podría hacer que la aplicación de la misma sea poco ambiciosa, o que directamente se reduzcan sus objetivos, como ya ha pasado con otras leyes similares. Pero los hábitats poco más pueden esperar. Es necesario restaurarlos ya.

Imágenes (Laura Villadiego):
Apertura: Un invernadero de fresas colindante al Parque Nacional de Doñana
Imagen 2: Técnicos de la LPO localizan ejemplares de aguilucho cenizo y sus nidos
Imagen 3: Campos de cebada en el parque natural Loire-Anjou-Touraine

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio