El pasado lunes, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) presentó su informe anual sobre el mercado laboral en 2012 en el que destacaba que la alarmante situación del empleo y las pocas esperanzas de una pronta recuperación, en gran parte por las medidas de austeridad que muchos gobiernos están implantando. La noticia fue ampliamente difundida en los medios internacionales que destacaron las malas previsiones, la condena a los estrictos recortes presupuestarios y la posibilidad de que se den tensiones sociales mayores como consecuencia del aumento del desempleo.
Sin embargo, tal y como el título indica, «Mejores empleos para una economía mejor», el informe concede especial importancia a la calidad del trabajo. Según el texto, muchos de los nuevos empleos que surgen en la mayor parte de los países avanzados son precarios. Ha aumentado además el empleo informal que alcanza una tasa del 40 por ciento en un 60 por ciento de los países analizados (una cuarentena). Y también se ha disparado el trabajo a tiempo parcial involuntario y el trabajo temporal.
«Los empleos de buena calidad siguen escaseando y la desigualdad en términos de ingresos está aumentando. Cada vez existe una mayor sensación de que las personas más afectadas por la crisis no están recibiendo la atención política necesaria», asegura Raymond Torres, director del Instituto Internacional de Estudios Laborales, responsable del informe, en un comunicado.
La consecuencia, junto a los 50 millones de parados nuevos desde 2008, es que la tasa de pobreza aumentó en la mitad de las economías desarrolladas, y en un tercio de las economías en desarrollo, mientras que la desigualdad se incrementó en la mitad de los países desarrollados y en un cuarto de las economías en desarrollo.
Cómo reactivar la economía
La Organización Internacional del Trabajo tiene una estrategia clara sobre lo que se debe hacer para reactivar la economía: subir los salarios de acuerdo a la productividad. «En la situación actual, es necesario tener en cuenta un aumento riguroso y coordinado del salario mínimo. También podrían ser útiles mayores esfuerzos para implementar las normas fundamentales del trabajo, sobre todo en los países emergentes y en desarrollo donde existen problemas», reza el texto. La subida salarial debe estar acompañada de medidas para facilitar el acceso al crédito, especialmente para pequeñas empresas, y de una política de reactivación fiscal centrada en la inversión pública y la reducción de las desigualdades.
No es la primera vez que la OIT avisa de que el empleo debe ser el motor de la recuperación. En su anterior estudio de 2011, que tituló «Los mercados al servicio del empleo», asegura que solo una economía basada en el trabajo y no en el simple beneficio podrá evitar un mayor deterioro del mercado laboral. «Existe un círculo vicioso en el cual el debilitamiento de la economía tiene repercusiones sobre el empleo y la sociedad, lo que a su vez afecta a la inversión real y el consumo. Este proceso debilita aún más a la economía, dando paso a una espiral negativa», afirma el informe.
Para la OIT, los empleos no son una consecuencia del crecimiento, sino su causa. En realidad es una idea casi tan antigua como el propio capitalismo y que ya implantó a principios del siglo XX Henry Ford con su salario de 5 dólares al día (más de lo que cobran muchos trabajadores actualmente en países en desarrollo). La idea de Ford era que un empleado satisfecho con sus condiciones laborales acaba siendo más productivo y se ausenta menos del trabajo. Su salud probablemente también mejorará y las bajas serán más reducidas. Y, por si fuera poco, el propio trabajador es un consumidor potencial de los productos fabricados por la empresa (esto fue fundamental en el caso de Ford), por lo que se crea un círculo de crecimiento. Un buen compendio de razones para plantearse si las políticas de austeridad son las más adecuadas para salir de la crisis.
Pero entonces seguiríamos con la misma fórmula: empleo – producción – consumo – agotamiento de recursos naturales. Es la fórmula caduca del capitalismo del siglo XX que nos lleva al precipicio. La producción en cadena y la fe en el consumismo fueron las claves del éxito de Henry Ford, pero en ningún momento tuvo en cuenta que los recursos naturales son limitados.
Creo que habría que introducir otras variables, como qué tipo de productos
fabricamos/consumimos y cuí¡l es la huella de cada uno. O si es totalmente
descabellado pensar que las empresas puedan asumir la renovación y/o venta de
segunda mano de sus propios productos. O, si en tal caso, no podemos hacerlo
nosotros mismos. Cómo se pueden reutilizar los materiales y muchas otras
cuestiones que pueden hacer que se reduzca el impacto del consumo.
Por ejemplo, crear empleo de calidad a partir de introducir desde las empresas la cultura de la reutilización y el reciclaje de bienes y productos, tan escasa en España y tan presente en muchos países centroeuropeos…