En los últimos años se ha hablado mucho del «acaparamiento de tierras»: la compra de inmensos terrenos cultivables en países en desarrollo por parte de grandes multinacionales extranjeras que, apoyadas por sus respectivos gobiernos, consiguen así grandes extensiones de tierra para el cultivo de alimentos dedicados a la exportación.
Sin embargo, hace un año la asociación GRAIN alertaba de que tras esta realidad se esconde una no menos peligrosa: la que podríamos llamar «˜acaparamiento de aguas«™. Se trata de la captación de recursos hídricos, un bien que a largo plazo tendrá probablemente un valor mucho más alto que el de las propias tierras.
Un caso sintomático es el de Arabia Saudí, por ejemplo. Con sus 2 149 6902 km² de extensión (cuatro veces mayor que España), no se puede decir que le falten tierras para cultivar. Sin embargo, sí necesita desesperadamente el agua para hacerlo. O, dicho de otro modo, tierras fértiles y control sobre los recursos hídricos. Quizás por ello ha estado adquiriendo millones de hectáreas en otros países, como por ejemplo Egipto o Etiopía, países cercanos, aunque separados por el Mar Rojo.
También India, un país que sí disfruta de recursos hídricos pero que ha abusado de ellos durante los últimos años, y cuya población sobrepasa los mil millones de habitantes, busca agua fuera de sus fronteras.
Es muy interesante echar un vistazo al mapa de los lugares donde se están produciendo principalmente estos «˜acaparamientos de tierras»™. La mayoría se realiza en lugares donde la disponibilidad de recursos hídricos es importante: lugares estratégicos, como toda la cuenca del Nilo, lo que está provocando conflictos internos en la región y disputas transnacionales, además de un empeoramiento de las condiciones de vida de los campesinos que, hasta ahora, utilizaban estas fuentes de agua para su agricultura.
Y mientras tanto, ¿qué podemos hacer nosotr@s, además de denunciar la situación? Sin duda, deberíamos comenzar por reducir el enorme consumo de agua que realizamos al día en los países desarrollados: en España, el consumo de agua es de unos 142 litros por habitante al día, mientras que cerca de 800 millones de personas no tienen acceso seguro a fuentes de agua potable.
¿Cómo? Además de las consabidas consignas que recibimos cada verano para luchar contra la sequía, nuestras compras también influyen en el agua, tal y como explica Sandra Postel, directora del Global Water Policy Project : «Fabricar una camisa de algodón requiere 2.500 litros de agua, pero si mil millones de personas comprasen dos camisas menos cada uno, el ahorro de agua sería suficiente para satisfacer las necesidades alimentarias anuales de 4,6 millones de personas».
Tampoco los alimentos que consumimos son todos iguales (aquí un ejemplo) ni todos los hogares realizan el mismo gasto de agua. Así, por ejemplo, en cuatro años podrías reducir tu consumo de agua en un 25% haciendo algunas reformas en casa. Aquí puedes ver una demostración práctica, según escribe en el blog Hogares Verdes Jesús de la Osa Tomás, técnico en Educación Ambiental. Puede que no lo notes mucho en tu factura mensual, pero estarás ayudando a conservar uno de los recursos más escasos del planeta.
Más información:
«El acaparamiento mundial del agua: guía básica«
La guerra del agua en Cochabamba: A finales de los 90, los habitantes de esta ciudad boliviana se rebelaron contra la privatización del agua potable y los altos precios que les querían hacer pagar.