Los productos de limpieza son hoy un habitual en vuestra vida cotidiana. Desde detergentes a limpiacristales, pasando por líquido para lavar los platos o fregasuelos, usamos varios de estos productos cada día.
Sin embargo, los productos de limpieza, tal y como los conocemos hoy en día, son algo relativamente reciente. No se sabe con exactitud cuándo aparecieron, aunque en el año 100 d.C. aparece por primera vez referido el jabón (sapo) de Plinio el Viejo como producto de limpieza personal. Pero durante siglos, los productos de limpieza fueron fórmulas básicas y generalmente basadas en plantas o similares.
No es hasta 1929, cuando se inventa el limpiasuelos con olor a pino que se ha impuesto en los hogares de medio mundo, mientras que en los años 40 PandG comienza a producir detergente en polvo tal y como lo conocemos ahora. En la actualidad, hay una gran cantidad de productos diferentes y de marcas, cada uno especializado supuestamente para una tarea concreta o con unas propiedades limpiadoras concretas. Sin embargo, la mayor parte de los limpiadores contienen los mismos compuestos y tienen un efecto similar.
Como suele ser habitual, analizamos en este Informe de Combate los principales datos de la industria con sus impactos sociales y medioambientales más importantes, centrándonos en este caso en su importante uso de compuestos químicos y los efectos que éstos pueden tener.
Los Informes de Combate son fichas sobre productos que realizamos mensualmente en exclusiva para nuestros mecenas donde analizamos el impacto social y medioambiental de la cadena de producción de diferentes sectores. Si quieres recibir estos Informes de Combate, te animamos a que te informes de cómo suscribirte y a que nos ayudes a seguir investigando de dónde procede lo que consumimos.
Las 4 marcas del poster experimentan sus productos en animales