La soja es una de esos productos que ha aparecido en nuestro vocabulario cotidiano tan sólo en los últimos años. Procedente de China, es un producto básico de la dieta asiática, donde se consume principalmente de forma fermentada o elaborada. En el resto del mundo, la palabra soja se ha vuelto común gracias a varios movimientos, entre ellos el vegetariano, que han defendido sus propiedades beneficiosas para la salud. Este debate no ha estado exento de polémica debido la alta presencia de fitoestrógenos, similares a los estrógenos humanos, en la soja, que han sido relacionados tanto a problemas serios de salud, incluidos cánceres, como a grandes beneficios.
Pero la mayor parte de la soja no la consumimos directamente a través del tofu o de la leche vegetal, sino de forma indirecta en la carne: la soja se ha convertido en una de las principales materias primas para fabricar piensos de los que se alimenten los animales. Ha sido este uso el que ha generado más problemas, ya que ha venido asociado a un boom sojero, especialmente en el Cono Sur de Latinoamérica, en el que bosques han sido desforestados y comunidades desplazadas.
En nuestro noveno Informe de Combate analizamos todos estos aspectos relacionados con el rápido crecimiento de la industria de la soja, así como del uso de la variedad transgénica – especialmente la Round-up de Monsanto que ha permitido el uso del glisofato, un pesticida que en Argentina ha sido relacionado con cánceres y malformaciones en fetos. También repasamos las empresas que controlan este mercado o las alternativas a la industria de la soja que han surgido.
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