6 datos para entender mejor Seaspiracy

El documental Seaspiracy, que Netflix estrenó hace un par de semanas, ha levantado ampollas. Al igual que su predecesora Cowspiracy – el director es diferente, pero ha sido producido por el mismo equipo – hizo con la industria cárnica, Seaspiracy pone la lupa sobre el sector pesquero y sus innumerables impactos.

El documental gira en torno a la idea de que la pesca tiene un papel fundamental en la degradación de nuestros océanos y que la única forma de «salvarlo» es dejando de comer pescado. Y denuncia a organizaciones y medios por hacer, supuestamente, la vista gorda ante este problema. «¿Dónde están los grandes grupos medioambientales? De forma deliberada no se están ocupando del problema más importante de todos», dice el periodista y escritor George Monbiot en la cinta.

Evidentemente, no es verdad que ninguno de los temas que se tratan en el documental nunca hayan sido expuestos antes, como hace entender el director, o que incluso se les haya prestado poca atención por parte de medios u organizaciones. De hecho, uno de los primeros temas de los que habla, las matanzas de delfines y ballenas en Taiji, ya fue objeto de un documental previo en 2009 que incluso ganó un Oscar. La esclavitud en la industria pesquera ha sido denunciada por cientos de investigaciones realizadas por periodistas y ONGs, especialmente la que llevó a cabo la agencia de noticias estadounidense AP en 2015 y que resultó en más de 2000 esclavos liberados y una reforma de las industrias pesqueras de Tailandia e Indonesia. Yo misma he escrito mucho sobre pesca e investigado la industria durante casi una década en el Sudeste Asiático y este era probablemente uno de los temas por los que menos tenía que pelear para atraer el interés de los editores. Y el problema de las redes también está recibiendo una atención creciente desde hace varios años.

Pero no podemos negar, que pocos han conseguido apelar al público como Seaspiracy. La razón de su éxito ha sido probablemente haber simplificado el mensaje – con el uso de recursos narrativos de película de Hollywood – hasta tal punto que buena parte de la comunidad científica ha criticado la cinta por usar mal los datos (no deja de sorprender que un documental que ha llegado a Netflix no haya pasado por una comprobación de datos seria).

La mayor parte de la narrativa también está exagerada y las cosas son a menudo muy diferente a cómo las cuenta. Tras la gran cantidad de barcos, piscifactorías y fábricas de procesamiento que he visitado, estuve a punto de darle al stop muchas veces y dejarlo a medias porque me parecía muy manipulador.

Y, sin embargo, creo que su mensaje principal, que la pesca tal y como está planteada hoy en día es altamente destructiva, no puede ser más correcto. Así que yo te animo a que lo veas, pero que tengas algunos datos en cuenta antes (o que si ya lo has visto, incluyas estos elementos en el análisis):

  1. La pesca es cada vez más insostenible, pero ningún estudio dice que el océano se quedará sin peces en 2048

Es cierto que el sector pesquero es cada vez más insostenible. Esto significa que las capturas en cada vez más lugares y para más especies superan los niveles máximos que permitirían la regeneración biológica de las poblaciones de peces Así, según la FAO, el porcentaje de poblaciones de peces que se encuentran dentro de niveles biológicamente sostenibles ha descendido del 90% en 1974 al 65,8% en 2017. Es un descenso muy rápido. Al mismo tiempo, sólo un 6,2% de las poblaciones están subexplotadas. Los océanos están en estrés continuo. También hay bastante consenso en que una de las medidas más eficaces serían las reservas protegidas, como dice el documental.

La principal razón de este incremento de las capturas es que ha habido un consumidor dispuesto a darle alas a la industria (demanda real o fabricada por la industria, es una cuestión que daría para todo un artículo). Así, el consumo pescado ha crecido desde los 9 kilos per cápita en 1961 a los 20,5 kilos en 2018.

Este incremento del consumo se ha dado fundamentalmente por el acceso de nuevas capas de población a productos pesqueros (no sólo capas socioeconómicas más bajas, sino también personas que viven lejos de zonas costeras), por la commoditización – el consumo en masa por la bajada de precio- de algunos productos como el atún y su uso cada vez más común (aunque ahora en descenso) para usos no alimentarios. Es decir, como materia prima para fabricar piensos animales, ya sea para piscifactorías o para los piensos de nuestros animales domésticos (aquí escribí un reportaje sobre la trazabilidad de este sector en concreto).

No obstante, el nivel de capturas no es el único elemento que amenaza la regeneración de las especies. La destrucción de ecosistemas clave en la fase de reproducción de muchas especies, como los manglares o los corales, también pone en peligro esta cadena. Y ahí tiene que ver la pesca, pero también muchas otras actividades, como el turismo, las actividades industriales, y prácticamente cualquier actividad humana costera.

Un pequeño apunte sobre el estudio que decía que en 2048 el mar se quedaría sin peces: 1) el estudio se centra en las especies explotadas económicamente, no todas y 2) lo que lxs autorxs llaman «colapso» de una especie es una medida que evalúa cuándo las capturas de una especie caen por debajo del 10% del máximo histórico capturado, debido a la regresión de las poblaciones de peces. Creo que es importante porque nos abre una ventana a la esperanza, ya que las especies en situación de colapso aún pueden recuperarse, no quiere decir que estén extintas.

2. No es lo mismo un descarte que una captura accesoria (bycatch)

El documental usa ambos términos como si fueran sinónimos, pero están lejos de serlo.

Los descartes son peces que son devueltos al mar (la mayoría de las veces muertos) después de ser capturados. Hay muchas razones para esto. Una de ellas es que son peces de menor valor, o sin salida comercial, y para el barco no es interesante económicamente transportarlo hasta puerto. En otras ocasiones, es porque son peces demasiado pequeños. Sin embargo, hay también razones políticas, como las de las cuotas pesqueras. Cuando un barco ha sobrepasado la suya, no puede comercializar ese pescado (y a menudo lo tira). Es algo que durante muchos años pasó en Europa como consecuencia de las políticas pesqueras, aunque ahora los barcos tienen obligación de desembarcar también los descartes. El documental dice que estos descartes suponen el 48% de las capturas mundiales, cuando realmente suponen menos del 10%.

Las capturas accesorias (bycath), que son las que se corresponden realmente con ese 48%, son capturas de especies no buscadas por el barco. Muchas de esas capturas accesorias sí que son llevadas a puerto y comercializadas. Si son de poco valor, es común que vayan directamente a la industria de piensos, o para hacer surimi, pero en otros casos, simplemente se venden. Pero no se suelen tirar (sobre todo en zonas sin cuotas). Sin embargo, es un concepto importante porque es el que se suele utilizar para hablar de la captura de especies como delfines, tiburones (no intencionadas), o tortugas.

3. El problema de las redes es enorme, pero eso no quiere decir que se esté magnificando el daño que causa el resto del plástico

Empecemos por un dato claro. No, las redes de pesca no son el principal tipo de plástico que hay en los océanos. El 80% del plástico que termina en el mar sigue procediendo de tierra firme, y tiene mucho que ver con nuestro consumo diario. Las redes de pesca y otros materiales de pesca representan aproximadamente el 20%. Ese dato que menciona del 46% de materiales de pesca en el mar de se refiere a la isla de basura del Pacífico, que es plástico suspendido. Las redes en su mayoría están diseñadas para flotar, así que es normal que muchas acaben ahí. Pero se calcula que el 94% del plástico que llega al mar, acaba sumergido y se deposita en el suelo, así que esa isla de basura no es representativa del total.

Además, hay otro elemento adicional. No sólo hay cada vez más redes porque se pesque más, sino porque la basura, sobre todo en zonas costeras, daña las redes y hace que se tengan que cambiar más a menudo. De eso, escribí aquí, con la historia de un pueblo pesquero filipino que había sido invadido por la basura.

Hay que reducir el problema de las redes de pesca, sí, pero también es importante que sigamos evitando los plásticos de un solo uso que terminan en el océano, incluidas las pajitas.

4. La industria se está digitalizando y esto está aumentando el control

Sí, el mar es un reino sin ley. Es muy difícil saber qué ocurre en alta mar y eso ha dado alas a miles de abusos, incluida la esclavitud de la que habla el documental. Los esclavos a los que entrevista el director son, muy probablemente, algunos de los 2000 que fueron rescatados después de la investigación de AP que mencioné antes. Sin duda, esta es la parte que más me rechina de toda la cinta, probablemente porque me he pasado 7 años en Tailandia entrevistando a antiguos esclavos (en algunos casos entrevistas de varias semanas), pero también a dueños de fábricas, trabajadores de esas fábricas, a militares, a la policía, a los responsables de pesca en el gobierno, y a las empresas más grandes del sector, Thai Union y CP. Y nunca he tenido que salir corriendo.

También porque sé que, aunque la industria está aún lejos de ser perfecta, ha mejorado mucho, al menos en el Sudeste Asiático. Durante los últimos años, tanto Tailandia como Indonesia han hecho una limpieza muy minuciosa del sector, y han obligado a todos los barcos a instalar dispositivos de posicionamiento, que dan su localización continua. Indonesia arresta ahora a cualquier barco que entra en sus aguas y los inspecciona, e incluso los detona (aquí hablaba de cómo los dispositivos de trazabilidad estaban ayudando a muchos pescadores filipinos a no acabar en prisión al cruzar las fronteras marítimas de forma no intencionada – es una traducción, el original fue publicado en inglés). No todos los países han hecho lo mismo, pero es un ejemplo de que hay herramientas para mejorar la vigilancia y la trazabilidad. Y una muestra de que en Asia también hay mucha gente dispuesta a mejorar la industria. Los mismos esclavos rescatados ahora ayudan a otras víctimas a rehacer sus vidas, como conté aquí. O este biológo marino que enseña a buceadores a restaurar corales. Y podría enlazar decenas de artículos más.

Uno de las estrategias que se han implementado para controlar lo que ocurre en estos barcos son los observadores en alta mar. Como cuenta Seaspiracy, es una profesión muy peligrosa, y se han registrado al menos dos muertes al año desde 2015, según este artículo de The Guardian. Por ello, ahora se está pidiendo que se sustituyan por dispositivos electrónicos como cámaras, o se usen los de control de posicionamiento (sólo con el posicionamiento, se puede saber si un barco está faenando o no, si lo está haciendo en zonas prohibidas, calcular las capturas y saber si se están respetando las horas de trabajo).

Una de las principales prácticas que han ayudado a esta opacidad son los transbordos en alta mar, que, por alguna razón que no entiendo, no son mencionados en el documental. Los transbordos permiten a los grandes pesqueros pasar largas temporadas en alta mar sin que sean inspeccionados, porque descargan su mercancía en pequeños barcos que son los que la llevan a puerto (en este artículo analizaba en mayor profundidad la problemática en el sector del atún).

5. Las soluciones simples, no son soluciones

El documental es directo en la respuesta que propone para resolver los grandes problemas que acechan los oceános: dejar de comer pescado. Esta es probablemente la cuestión que más controversia ha despertado, porque, según numerosas voces, no tiene en cuenta el papel clave que la pesca juega para muchas comunidades en países en desarrollo.

Sinceramente, no creo que Seaspiracy se dirija a esas personas o que no lo stenga en cuenta (aunque pase muy por encima). El mismo documental menciona que las actividades de la industria pesquera han llevado al colapso de los bancos en África y a que las comunidades locales tengan que buscar comida en otros sitios, muchas veces en la selva, incrementando pandemias como la de ébola.

Para mí está bastante claro que el documental apela a lxs consumidorxs de países ricos o a las personas de capas altas de los países del Sur. Y, por tanto, la pregunta valiosa para mí es si aquellas personas que se lo pueden permitir ayudan dejando de comer pescado.

Sin duda, los océanos agradecerían una reducción en la demanda de pescado. En algunos lugares, los propios pescadores se están teniendo que reconvertir en productores de alga frente a la escasez de pescado, como este pueblo de Filipinas. Pero, eso probablemente solucionaría sólo parte pequeña del problema. Los océanos van a seguir acidificándose aunque pesquemos menos, y muchos ecosistemas valiosos se seguirán perdiendo por otras prácticas destructivas. Reducir el consumo de pescado es parte de la solución, pero no es la solución.

También hay que plantearse los efectos en cadena. No consumir pescado supondrá tener que conseguir esas calorías y nutrientes en otros productos. Y aunque esos productos sean veganos, también pueden tener un importante impacto en la emergencia climática. Y, por supuesto, habrá que tener en cuenta el impacto sobre los millones de personas que dependen de la pesca para su supervivencia. Si se hacen movimientos masivos en las pautas de consumo, es importante que vayan con políticas de acompañamiento para quienes puedan verse afectadxs.

6. ¿Podemos comer pescado sostenible?

Este es otro de los puntos controvertidos del documental. Si quiero seguir consumiendo pescado, ¿no puedo simplemente confiar en los productos etiquetados como sostenibles?

Nosotras, en Carro de Combate, siempre hemos sido bastante críticas con los sellos de sostenibilidad porque su filosofía de fondo es que podemos seguir consumiendo todo lo que queramos mientras mejoremos un poco su producción y le pongamos un sello. Esos sellos son imperfectos, y mucho más en el caso de las capturas salvajes, por la dificultad de saber exactamente cómo se ha capturado (pero como comentaba, cada vez hay más herramientas para que esto sea posible). Pero han introducido muchas mejoras en esas industrias, no son simples fachadas. Otro asunto a debatir es si esas mejoras son suficientes. (Lo mismo con las organizaciones de conservación como Oceana, por cierto, que también han conseguido mejoras importantes en la gestión de recursos marinos).

Por otra parte, no todos los productos del mar son iguales. Por ejemplo, el cultivo de moluscos se suele percibir como beneficioso para los ecosistemas marinos. Por su parte, el cultivo de algas, que también suele proceder de la acuicultura, puede tener importantes impactos cuando se hace a gran escala (como prácticamente todo, lo importante es el equilibrio).

Aquí entra además un componente social. Buena parte de esos productos con sello proceden de países del Sur que dependen de ese precio premium que se paga por ese tipo de productos en países ricos. De nuevo, creo que las cadenas de producción, sobre todo las alimentarias, deben relocalizarse, pero ese impacto es algo a tener en cuenta.

Podría escribir un libro entero sobre esto, pero lo voy a dejar aquí y dejo los comentarios abiertos para preguntas. Seaspiracy puede ser un buen comienzo para darse cuenta de que hay un problema importante en nuestros mares. Pero si de verdad quieres entender mejor cómo funciona la industria de la pesca te recomiendo que busques información adicional. Un buen sitio por dónde empezar es el libro ‘Océanos sin Ley’ del periodista Ian Urbina, editado hace poco en castellano por Capitán Swing.

Por cierto, el sector de la pesca – y el documental de Seaspiracy – va a ser el tema de la tutoría que impartiremos hoy (20 de abril) dentro del curso online sobre consumo crítico que estamos impartiendo con La Marea. En el curso repasamos las claves de nuestro modelo de producción y consumo y los impactos principales de varios productos de consumo cotidiano, entre ellos la pesca. Las inscripciones a este curso están siempre abiertas y hacemos tutorías cada dos semanas para resolver dudas. El curso se puede hacer con flexibilidad y se puede asistir a varias tutorías, que versarán sobre temas específicos pero en el que habrá tiempo también para dudas generales. La tutoría de hoy será a las 20 horas.

Si quieres apuntarte, puedes hacerlo aquí: https://kiosco.lamarea.com/producto/curso-online-consumir-acto-politico/

2 comentarios en “6 datos para entender mejor Seaspiracy”

  1. Hola!
    Gracias y enhorabuena por el articulo, es muy interesante!
    Me surgen muchisimas dudas, a ver que opinais. Hay muchas soluciones, más o menos complicadas, a nivel político, que pueden dar para mucho debate. Por concretar, las siguientes dudas son como pequeño consumidor.
    – Respecto al último punto (6), entiendo que los sellos de sostenibilidad no pueden ser la única solución y que seais críticas con ellos. ¿Sabéis qué sellos son más y menos fiables en España en concreto? ¿O algún lugar donde pueda informarme de ello?
    La primera busqueda me reenvia aqui: https://www.msc.org/es/que-puedes-hacer/comprar-pescado-sostenible/donde-comprar-pescado-sostenible
    donde aparece McDonalds, con lo cual no me fio nada 🙂
    – Entiendo que vuestra opinión es que dejar de comer pescado no es la mejor solución al problema, pues hay muchas consecuencias colaterales especialmente para comunidades locales. Deduzco entonces que la reducción del consumo es una buena alternativa. ¿Es eso lo que propondríais? Estaría muy bien tener un análisis de varios escenarios del tipo «Si reducimos el consumo de Xkg a Y kg, la pesca sería un 90% sostenible»
    – Recomendais algun recurso para informarse sobre el impacto de consumo de moluscos y algas?
    Gracias!

  2. Buenas. Muy bien que se analice el documental y sus errores desde el punto de vista de los datos, medioambiental y también social. Está claro que el documental es de Netflix y es para público de este lado del planeta. El discurso cambiaría o no existiría para determinadas personas que no pueden permitirse llevarse a la boca otra cosa que no sea pescado. El caso es que dirigido al público que mayoritariamente lo verá sí que veo una solución dejar de comer pescado. No la única pero sí una importante…y por cierto, no se comenta el tema de la sintiencia animal…los peces sienten dolor y emociones al igual que el resto de animales. Debería ser la única causa para que las personas dejemos de pescarlos…pero parece que, como en todos los temas complejos que tienen que ver con lo que comemos, hay que analizar un millón de datos, porcentajes y tener varios estudios y máster sobre el tema…a ver si así no lo vemos tan claro y decidimos que total, sigamos haciéndolo como hasta ahora…una pena

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