8M: ¿Hemos avanzado en igualdad?

Dicen que los datos no mienten. Es una afirmación muy discutible, porque los datos pueden manipularse y seleccionarse de forma conveniente, pero bien utilizados permiten entender mejor el mundo en que vivimos. Y en el caso de la mujer, existen datos muy esclarecedores sobre todo lo que falta por recorrer para llegar a la ansiada igualdad.

Así, las mujeres aún tienen dificultades para acceder al mercado laboral remunerado y representan menos del 40% de la fuerza laboral a nivel mundial. Además, sus empleos suelen ser más precarios, peor remunerados y a tiempo parcial. En algunos países, las restricciones legales impiden que accedan a ciertos trabajos. Ejemplos de ello son Omán, Mauritania, Siria, Brunei y Qatar, entre otros.

En muchas partes del mundo, las mujeres siguen enfrentando barreras laborales significativas, como recibir entre un 20% y un 30% menos de salario que los hombres por el mismo trabajo. Además, tienen menos oportunidades de acceder a puestos de mayor responsabilidad y liderazgo.

Una gran parte de las mujeres trabaja sin contrato, en empleos temporales y con bajos salarios, sin acceso a seguridad social ni derechos laborales. La carga del trabajo no remunerado, como las tareas domésticas y el cuidado infantil, es otro factor que contribuye a la mayor presencia femenina en empleos de jornada parcial.

La igualdad de género es clave para el crecimiento económico y el desarrollo sostenible. Por ello, es un eje transversal en la Agenda de Trabajo Decente de la OIT y un objetivo fundamental en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. En particular, el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 5 se centra en lograr la igualdad de género y el empoderamiento de mujeres y niñas, aunque este principio está presente en los demás ODS.

Un ejemplo claro es la industria textil, donde más del 80% de la fuerza laboral está conformada por mujeres, muchas de las cuales sufren acoso y violencia en el trabajo. Esto ocurre con mayor frecuencia en países como Bangladesh, India, Pakistán y Sri Lanka. Aunque existen leyes contra la discriminación en estos países, su aplicación es deficiente, lo que hace que la responsabilidad recaiga en los gobiernos y las empresas para garantizar su cumplimiento.

A nivel mundial, la participación laboral masculina es alta, independientemente de sus responsabilidades en el hogar, mientras que las mujeres enfrentan grandes desigualdades en este aspecto. La siguiente tabla, basada en datos de ILOSTAT, ilustra esta diferencia.

Foto de apertura: Barbara Zandoval

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