Nos llega a través de vuestras aportaciones en Twitter (gracias @CarlosSoliz) este video de la asociación argentina Amartya, dedicada a la sustentabilidad. En poco más de dos minutos, consiguen sintetizar el dilema ante el que se encuentra hoy el consumidor que pretende ser responsable: qué y cómo comprar para garantizar tanto el respeto al medio ambiente como los derechos laborales.
El primer problema es que falta información para saber qué hay detrás de esos productos, y si estamos o no contribuyendo con esas perversas externalidades del sistema de las que hablaba Annie Leonard en ese otro célebre documental que ya comentamos aquí: La historia de las cosas. Lo que hay detrás del escaparate y del embalaje se nos oculta; desconocemos en qué condiciones se extrajeron las materias primas, se manufacturó, se transportó y distribuyó. Algunas asociaciones han intentado hacer un inventario de empresas e investigar su comportamiento ético; en la práctica resulta prácticamente imposible, porque su opacidad es casi absoluta y, aun cuando no lo es, buena parte de la cadena productiva se nos sigue ocultando. Por ejemplo, un jersey de Zara con etiqueta Made in China al menos nos habla de dónde se produjo, y con una ardua labor investigativa podríamos llegar a descubrir en qué condiciones laborales se tejió, si es que no nos perdemos en la cadena de proveedores; pero, ¿de dónde salió el algodón? En definitiva: no sabemos lo que compramos.
El segundo problema, nos recuerdan en Amartya, es que aquellos productos de comercio justo u orgánicos, que nos dan unas mayores garantías sobre su origen, no son suficientes «“abarcan sólo un reducido número de productos- ni de fácil acceso. Y suelen ser mucho más caros. Por no hablar de otros cuestionamientos sobre el comercio justo de los que también hemos hablado ya en este blog.
¿Qué hacer, entonces? Es necesario un cambio de todos los actores, y debe partir de un cambio individual, interno, de cada uno de nosotros. Pero ojo: no basta con los pequeños gestos cotidianos. Se trata de contribuir a que cambien las reglas. Y para ello hemos de partir de que consumir de un modo responsable, sin contribuir a la explotación de ningún ser humano, es nuestro derecho.
Amartya lanza algunas ideas: comprar sólo aquello que se necesita y privilegiando la producción local; luchar contra la obsolescencia programada, lograr información sobre nuestra huella ecológica. Desde este foros, queremos abrir un debate sobre cómo organizarnos, donde comprar, cómo promover acciones sociales para, tal vez, obligar a nuestros políticos a que obliguen a las empresas a que podamos ser consumidores responsables. Tal vez, incluso, lo que se está fraguando es un cambio más profundo. Un sistema económico que no esté basado en la explotación del otro no sólo es posible: es necesario. Como leí en una pancarta en estos tiempos convulsos: Creemos en la utopía porque la realidad nos parece increíble.
Yo pensaba lo que nececitamos osea ejemplos pero lo que me das es una aburrida explicacion