Texto escrito por el Grupo de electrónica ética de Ingeniería Sin Fronteras
Circula por ese mundo que nos bombardea consciente o inconscientemente, al que llamamos publicidad, una nueva campaña de la operadora Vodafone, que ofrece la posibilidad de cambiar de móvil cada año. En el anuncio en cuestión, nos hablan de la fascinación que siente el ser humano por la novedad, centrándose especialmente en el olor a nuevo.
Quizás podría sonar exagerado o sensacionalista decir que el olor a un nuevo smartphone también es olor a sangre, pero teniendo en cuenta las condiciones de vida de los trabajadores de la minería del coltán, en gran medida africanos (50% Republica Democrática del Congo 15% Zambia)1, o las evidencias del uso de explotación infantil en la extracción de este y otros metales, como el estaño2, no seríamos en ningún caso injustos al sostener tal afirmación.
Y menos aún si no olvidamos las condiciones de los propios trabajadores en las fábricas de los nuevos dispositivos. A las pruebas nos remitimos con noticias como la muerte de un trabajador con una jornada superior a 60 horas semanales en Samsung3 o las denuncias de explotación de Pegatron (fabricante de Apple)4.
Lo nuevo también huele a guerra y a hambre, puesto que la lucha por la explotación de estos recursos minerales genera conflictos, muertes y hambre debido a la construcción de comunidades completamente dependientes de las empresas explotadoras5.
Además, el olor de lo nuevo contamina, y así lo podemos ver en los vertederos electrónicos de países como Ghana que reciben gran cantidad de nuestros viejos terminales, y donde trabajadores en gran parte infantiles queman los mismos para extraer el cobre que será revendido por una mísera cantidad, dinero que nunca podrá pagar el envenenamiento que sufren6.
Probablemente en un mundo más justo y sostenible, hablaríamos también de la fascinación por olores que no son para nada nuevos, como el aroma del potaje de nuestras madres, la fragancia del sofá de nuestras casas, el olor de nuestro juguete favorito de la infancia, o de la comodidad de continuar con un terminal que funciona. Pero claro, eso no invita a alimentar esa máquina de consumo que nos venden como la solución de todos nuestros males, solución totalmente insatisfactoria porque en ella lo nuevo siempre deja de ser nuevo al mismo tiempo que nosotros dejamos de ser personas conscientes.
Convoquemos pues a algo que no tiene olor, el sentido de la responsabilidad, considerando el impacto que tiene la fabricación de ese nuevo terminal, incluso de una manera más importante que sus funcionalidades, para no perder la esperanza de una humanidad que a nuestro entender, tiene más de 5 sentidos.
Ver la campaña de Ingeniería Sin Fronteras: No más artículos defectuosos
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1. í–ko- Institut e.V. Noviembre 2011 Impactos sociales de la minería artesanal de cobalto en Kananga, República Democrática del Congo
http://www.oeko.de/oekodoc/1294/2011-419-en.pdf
2.Global Post Mayo 2013 «Samsung admite el uso de mano de obra infantil en la minería del estaño de sus teléfonos móviles»
4. China Labor Watch Julio 2013 «Los iphone tienen altos costes para los trabajadores chinos»
http://www.chinalaborwatch.org/pdf/apple_s_unkept_promises.pdf
5. Panel de Expertos en Explotación Ilegal de Recursos Naturales y Otras Formas de Riqueza. 2003. «Informe República Democrática Del Congo». Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
http://daccess-dds-ny.un.org/doc/UNDOC/GEN/N03/567/39/IMG/N0356739.pdf?OpenElement
6. Gizmodo Septiembre 2013 «El e-infierno en la tierra: dónde van a morir los productos electrónicos»
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Hola, os he votado en Bitacoras espero que ganeís. Cuenta razón soléis tener.
Ese anuncio debería estar prohibido. Es totalmente antiético
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