Víctimas de trata, desnudas de derechos

logo-MEDIANOEl cuerpo de las mujeres como mercancía, una materia prima que se busca allí donde es más barata, se vende, se promociona y se ofrece a un ‘cliente’ que siempre tiene la razón. Esto es lo que hace la llamada ‘industria del sexo’, uno de los negocios más lucrativos del mundo -mueve unos 32.000 millones de dólares al año-, y así lo retrata el nuevo documental de Mabel Lozano: ‘Chicas nuevas 24 horas‘.

Un documental contra la trata en el que Lozano aborda esta realidad como lo que es: un negocio muy bien montado, con costes mínimos, escasos riesgos y una rápida amortización. que ofrece beneficios a todos los intermediarios implicados, desde los reclutadores hasta los clubes pasando por algunas empresas que enmascaran su trabajo en forma de agencias de viajes o inmobiliarias. Para todos menos para las mujeres, claro, que han de trabajar en condiciones de esclavitud para pagar las supuestas deudas contraídas en unas condiciones en las que ponerse mala, negarse a hacer algo o incluso quedarse dormida están castigadas con una multa económica.

Un negocio que comienza en las zonas más pobres de países como Paraguay, Argentina o Perú -y tantos otros que no aparecen en el documental- en forma de ofertas de trabajo más o menos claras. Algunas de estas mujeres sí saben cuál será el trabajo a realizar y otras no, pero en ningún caso saben que serán estafadas ya antes de llegar. En la mayoría de los casos, a través de la hipotecación de sus viviendas o préstamos para el viaje que se devuelven a tipos de interés astronómicos y crecientes: “si lo devolvía al primer mes, eran 3.000 euros, al siguiente 3.500 y a los tres meses 4.000”, explica una de ellas.

Un negocio que se aprovecha de la vista gorda que hacen las autoridades en las zonas fronterizas y de la impunidad de que goza en los lugares de destino, entre ellos España, que tiene el triste honor de ser el tercer país del mundo en consumo de sexo. Así, muchas de ellas terminan aquí, ya sea en las calles del polígono Marconi, de Fuenlabrada, en los más de 1.900 clubes repartidos por toda nuestra geografía o en los pisos particulares, que tal y como nos contaba una de las responsables del proyecto APRAMP (Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención a la Mujer Prostituida) a la salida del cine, proliferan cada vez más, lo que añade desprotección e invisibilidad a estas mujeres.

Apramp es, precisamente, la organización con la que colabora Mabel Lozano para sus investigaciones contra la trata, -un tema que lleva ya trabajando más de diez años y que plasmó también en su primer documental, Voces contra la trata de mujeres (2007). Y es la directora de la entidad, Rocío Nieto, quien pone el dedo en la llaga al hablar de los clientes, -«deberíamos llamarlos prostituyentes”, apunta- que se niegan a ver la realidad que se esconde detrás de la prostitución alegando que las mujeres son libres de ejercerla. “Comprar carne humana no es ser un cliente, es ser cómplice”, afirma Mora en el documental. Cómplice de un negocio más rentable si cabe que el de la droga, pues, como dice uno de los entrevistados,: “la droga sólo se puede vender una vez, el cuerpo de una mujer, cientos”.

En definitiva, Chicas Nuevas es un documental que en menos de hora y media nos arroja a la cara un buen número de realidades invisibilizadas y olvidadas, que están ocurriendo al lado de nuestras casas. Una llamada a la reflexión y la acción, que se complementa con la exposición interactiva que el día 23 de septiembre se inaugura en Casa de América y a la que pueden asistir particulares, organizaciones y colegios, porque este tema afecta, también, a los jóvenes de hoy, posibles clientes de mañana. De hecho, Mabel Lozano explica que la reacción de los adolescentes al conocer esta realidad que afecta a otras chicas de su misma edad es esperanzadora: «Si esto está pasando y es tan terrible, ¿por qué nadie me lo había contado antes?«.

negocio_trataUn documental como arma de sensibilización
Los testimonios de Yandi (Perú, 15 años), Ana Ramona, y el resto de  otras mujeres que aparecen en el documental son la mejor forma de prevenir a otras jóvenes para que caigan en redes de trata de este tipo. Con ese fin, el documental de Mabel Lozano se está doblando ya al guaraní (idioma local de Paraguay) y al Quechúa (Perú), para ser emitido en los colegios e institutos de las zonas donde las chicas son captadas habitualmente. Asimismo, la cinta tiene ya previsto un largo recorrido por festivales de Derechos Humanos en América Latina (Brasil, Bolivia, Argentina,..) donde está prevista su emisión acompañada de charlas y debates para la reflexión junto a otras organizaciones sociales y de derechos humanos. El objetivo, en palabras de Mabel Lozano, es que se hable, se reflexione y se actúe contra esta esclavitud del siglo XXI.

Y nosotros, ¿qué podemos hacer? Además de continuar difundiendo este tipo de iniciativas, en APRAM nos han ofrecido una excelente forma de colaborar que además seguro que gusta a los seguidores de Carro de Combate: la organización tiene en Madrid (calle Ballesta, 9) una tienda de arreglos y venta de ropa solidaria en la que ofrecen reinserción a víctimas de trata y logran financiación para el proyecto. Un lugar para apuntarse y sumar al directorio de lugares donde comprar de forma sostenible.

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