¿Has entrado últimamente en alguna tienda de algunas de las grandes marcas de ropa? ¿Y has visto eslóganes como ‘sostenible’, ‘eco’, ‘reciclado’ o ‘consciente’? Estos vagos términos están omnipresentes hoy en la industria de la moda, preocupada por la mala imagen de su impacto medioambiental . Pero ¿qué hay de cierto en todos ellos?
Esto es lo que vamos a analizar en la primera parte de nuestra investigación de #ModaBasura, en la que repasaremos los diferentes lavados reputacionales de esta industria, prestando especial atención a los medioambientales (greenwashing) y a los sociales (socialwashing).
La génesis de estos “lavados” se encuentra en el aumento de la toma de conciencia medioambiental y social que se fue gestando en la década de los sesenta y setenta. Desde entonces, se han desarrollado en paralelo al mayor acceso de la ciudadanía a información sobre los impactos sociales y ambientales nocivos de las cadenas de producción, así como a la posible “erosión” que ese conocimiento pudiera provocar en la reputación de las compañías. Detrás de un “lavado verde” o “social” suele latir la cuestión de salvaguardar (o mejorar) la “reputación empresarial” para no poner en riesgo el valor de esa empresa en el mercado, sus operaciones y/o activos.
Un caso paradigmático lo protagonizó H&M en 2019, al ser criticada por la Autoridad del Consumidor de Noruega por el “marketing engañoso” sostenible de su conocida colección Conscious, la cual comenzó en 2010, como un programa piloto para el mercado sueco y que extendió a más países.
Pero hay muchos más. En nuestro informe ‘Blanqueo de Ropa. Los numerosos «lavados de reputación» de la industria de la moda’ repasaremos algunos de los casos más flagrantes de blanqueo reputacional. En la primera parte que publicamos hoy, te contamos la génesis de estos lavados, algunos de sus principales mecanismos y las legislaciones que se están aprobando para contrarrestar estas prácticas.
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