Repair Day 2024, hacia un Derecho a la Reparación real

Este sábado, 19 de octubre se celebra el Día Internacional de la Reparación. Una fecha que cada año viene acompañada por numerosas citas, como la que prepara el grupo de trabajo Repair Café Madrid en el Matadero, Setem en Barcelona o CECU junto a Amigos de la Tierra y otros colectivos en Vallecas. El objetivo: informar y sensibilizar a la sociedad para impulsar un cambio de cultura en torno a la reparación.

Pero ¿por qué es importante fomentar este cambio cultural? Porque se trata de una necesidad ante la situación de emergencia climática que vivimos y una reivindicación social cada vez más fuerte. Y porque además:

La reparabilidad constituye una pieza clave del modelo de economía circular, aquel que trata de paliar los efectos perversos de una forma de producir y consumir, la actual, que genera toneladas de residuos con gran impacto para el medio ambiente.

Reciclar no basta, no es suficiente. De hecho, en nuestro país solo se recicla el 30 % de los bienes de consumo en circulación, como muestra la Guía Derecho a Reparar editada en 2022 por CECU y Amigos de la Tierra. 

Realmente las personas demandan esta práctica, la reparación. Tal y como manifiestan las conclusiones de un estudio de la Comisión Europea, el 77 % de la ciudadanía consultada de la UE preferiría reparar sus dispositivos en lugar de reemplazarlos. 

Los últimos pasos a favor del Derecho a Reparar

Consciente de la urgencia, la Comisión Europea presentó en 2020 un Plan de acción de economía circular que promovía el Derecho a la Reparación. Desde entonces, se han habilitado soluciones en dicho marco a través de iniciativas legislativas europeas a favor del ecodiseño, el empoderamiento de los consumidores y consumidoras o el fin del greenwashing. Y el 30 de mayo de este año el Consejo adoptaba la Directiva sobre el Derecho a Reparar con el fin de alargar la vida útil de los productos y dispositivos. 

Esta última posibilita, por ejemplo, que los consumidores y consumidoras puedan pedir a las empresas fabricantes que reparen los productos cuando sea técnicamente posible. También amplía 12 meses el periodo de garantía en dichos casos, entre otras medidas.

Los Estados miembros disponen de dos años (a partir de la entrada en vigor), para trasponer la Directiva a la legislación nacional. En España, todo apunta a que se incorporará a la futura Ley de Consumo Sostenible.

Mientras tanto, diversas organizaciones y actores sociales demandan una mejora y ampliación del alcance de la Directiva en nuestro país, pues si bien avanza en el Derecho a Reparar, debería apostar por medidas más contundentes. “Pensamos que era una oportunidad fantástica para no solo ceñirnos a lo que esta Directiva nos marca, sino para dar un paso más allá, como ocurre en otros países”, explica Clara Vázquez, responsable del área de sostenibilidad en la Federación de Consumidores y Usuarios CECU. 

De hecho, Vázquez señala algunos de los puntos que serían mejorables, demandas de las que también se han hecho eco otras organizaciones implicadas en la defensa y desarrollo de un derecho real y efectivo de la reparación:

  • Que esta siempre sea la opción prioritaria, si es posible técnicamente.
  • Que se amplié la garantía legal (en el caso de la reparación) a dos años y no a uno, “para percibirlo como algo más ventajoso”, tal y subraya Vázquez de la que considera como la medida más urgente.
  • Que se habiliten mecanismos de incentivos financieros, pues la reparación va a seguir siendo una opción cara respecto a la sustitución del bien en sí.
  • Mayor ambición en la categoría de productos donde serán aplicadas estas medidas, ya que ahora solo se contemplan tablets, smartphones y pequeños electrodomésticos. 

La importancia de introducir el textil en la reparabilidad

Este último punto es especialmente relevante. “(La Directiva) debería entrar en la categoría de todos los productos electrónicos y eléctricos, y además pedimos un salto más en el concepto de Derecho a Reparar europeo y es que se comience a incluir el textil”, señala la representante de CECU.

Y es que, la huella medioambiental del textil es todavía hoy poco visible pero con un enorme peso en la gestión de residuos tal y como muestra el proyecto #ModaBasura que lanzamos desde Carro de Combate sobre impacto socioambiental de la industria textil en 2020. 

Tan sólo en España se generan cerca de 900.000 toneladas de ropa cada año, de las que sólo se recogen un 12 % (108.000 toneladas) y de la que una parte es enviada a países del Sur global y otra, mínima, es reciclada para conseguir nuevas fibras con las que introducir ese textil de nuevo en el mercado.

En Francia, por ejemplo, se han habilitado medidas en dicho sector, como la puesta en marcha de un bono para la reparación textil. Este permite a los consumidores y consumidoras obtener descuentos de hasta 25 euros por reparar sus prendas de ropa y calzado

Un día para la reivindicación

El prróximo sábado, 19 de octubre, cientos de propuestas en toda la UE reivindican el Derecho a Reparar y medidas concretas para apuntalarlo. 

Un derecho que se ha convertido en todo un movimiento de la ciudadanía: de activistas, organizaciones ecologistas y sociales, agentes reparadores y consumidores y consumidoras que apuestan por la durabilidad de los productos, por reusar, por compartir y por crear de manera conjunta alternativas que den lugar a una verdadera economía circular, donde conceptos como los de usar y tirar u obsolescencia programada queden desterrados por fin y sustituidos por otros como los de alargascencia, sostenibilidad y justicia social.

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