¿Será el 2013 el año de la electrónica justa?

No es algo nuevo. Quien más y quien menos ha leí­do alguna vez que su teléfono móvil está hecho por hordas de trabajadores sin apenas derechos laborales o que los minerales utilizados en su ordenador portátil proceden de paí­ses que se desangran en conflictos financiados por esos mismos metales. Incluso en este blog ya hemos hablado en un artí­culo anterior de cómo el sector de la electrónica es uno de los que más abusos laborales registra y de que las alternativas son todaví­a escasas.

Pero eso está cambiando poco a poco. Los escándalos por las condiciones laborales en fábricas de ensamblaje, principalmente en China, o los esfuerzos de varias iniciativas, como Raise Hope for Congo, están consiguiendo cambios positivos, tanto en la actitud de los fabricantes como en la de los consumidores. Y 2013 parece especialmente prometedor para convertirse en el año en el que la electrónica justa dé un paso definitivo y se consolide como una opción cada vez más real (aunque seguirá siendo minoritaria).

Uno de los principales «culpables» será Fairphone, una empresa holandesa que está trabajando en un prototipo de smartphone con valores éticos. El lanzamiento del dispositivo está previsto para finales de 2013 y, si tiene éxito, será un elemento de arrastre para el resto del sector.  De hecho, muchos ya han visto el potencial que puede tener en un mercado cada vez más preocupado por lo que consume, y la iniciativa tiene detrás a algunas empresas del sector tan importantes como Vodafone. Según la filosofí­a de la empresa, la fabricación del dispositivo no sólo atenderá a aspectos sociales y medioambientales, sino que también quieren ofrecer al usuario un mayor control sobre el aparato.  «El teléfono es tuyo. Si no lo puedes abrir, no te pertenece», aseguran en la página web.

Pero las grandes marcas tampoco se quedan atrás; saben que los productos ecológicos y socialmente responsables se han convertido en sí­ mismos en un nicho de mercado. En su último informe sobre electrónica verde, Greenpeace destacaba los progresos hechos por muchas compañí­as en el sector, a pesar de que aún no hay polí­ticas claras hacia uno de los principales problemas de la electrónica: sus desechos tóxicos. En cuanto a las condiciones laborales, The New York Times, uno de los medios más crí­ticos con la situación de los trabajadores en las fábricas de electrónica en China, ha publicado recientemente un artí­culo en el que apunta a que la situación está mejorando de forma rápida. «Se han acabado los dí­as de la globalización fácil» asegura un ejecutivo de Apple a NYT.

Otro de los grandes debates es la procedencia de los minerales utilizados y su relación con conflictos. La Electronic Industry Citizen Coalition es la principal iniciativa por parte de la industria para elaborar, entre otros, una estrategia de trazabilidad de los minerales. El proyecto avanza despacio, pero en el último año se han añadido a su lista de empresas «libres de conflictos» un buen número de compañí­as mineras y de refinerí­as. Por otra parte, el ranking realizado en 2012 por la ya mencionada Raise Hope for Congo muestra cada vez más compañí­as con polí­ticas activas para trazar la procedencia de los minerales y evitar los que están relacionados directamente con conflictos. Intel, por su parte, ha anunciado el primer chip «sin sangre» para este año.

Pero también hay algunas nubes en el camino. Hace unos dí­as, la cadena francesa France 2 emití­a un reportaje en el programa Envoyé Spécial sobre las condiciones en varias fábricas de Foxconn, el gigante ensamblador taiwanés, donde se ven pocos avances. En el reportaje se apunta a en que las fábricas más controladas por medios y activistas las condiciones han mejorado, pero que se han abierto otras en provincias más pobres donde el modelo anterior se reproduce. En cualquier caso, Foxconn ha anunciado que va a mecanizar buenas parte de sus instalaciones, lo que supondrá una reducción de una buena parte de su plantilla.

La crisis también puede ser un obstáculo. Aunque las ventas de aparatos electrónicos siguen incrementándose, los mercados se están desplazando ahora a paí­ses en desarrollo, con un menor poder adquisitivo. También en los paí­ses desarrollados hay menos dinero disponible para comprar aparatos caros, por lo que las marcas se plantean ya modelos más baratos. Destacable es el caso de Apple que, en su feroz lucha contra Samsung, está trabajando en un móvil que no sobrepase los 150 dólares. Poco se sabe, sin embargo, sobre las condiciones en los que esos aparatos serán fabricados.

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